jueves, 23 de agosto de 2012

Mala temporada

Cuando tenía 12 años me regalaron un procesador de textos, pensado para aproximadamente esas edades, que servía para escribir historias y traía muchas funciones, como añadir efectos especiales al texto, insertar iconos, poner ilustraciones, e incluso, si nos quedábamos sin ideas tenía una "batidora de palabras" que generaba frases al azar, además de una utilidad que te brindaba un comienzo de una historia para que la continuase usted mismo.

Este es el programa que utilizaba para escribir, Creative Writer de Microsot Kids
De este modo, y por aquél entonces, empecé a escribir una historia sobre una campesina pecosa y bella, pero que no tenía ni un solo céntimo, y sobrevivía a base de lo que podía conseguir sin necesidad del vil metal, hasta que conoce a un hombre millonario al que seduce con el fin de convertirse en su señora y disponer de su dinero. Al poco tiempo de casarse, el marido muere "en extrañas circunstancias" y la campesina hereda toda su fortuna. Pero la muerte del millonario y la posterior agresión sufrida por la campesina a manos de un acosador en los lavabos de un teatro, no son más que el principio de una serie de desgracias que se suceden en un entramado de celos-sospechas-traición-asesinatos, por el que van desfilando otros personajes que siempre acaban siendo víctimas de alguna desgracia. La única historia que podía haber acabado con final feliz era la de una bailarina del ballet ruso que actuaba en aquél teatro, que acababa felizmente casada con el primer bailarín, pero con tal mala suerte que en una de las representaciones, accidentalmente cae del escenario, se parte el cuello y muere.

Originalmente quería ponerle de título a la historia Temporada sádica, que no era ni más ni menos que lo que a mí me dio en el momento de escribirla, pero me pareció poco apropiado para tener 12 años, y se lo cambié por el de Mala temporada. Aunque ya apuntaba maneras, me resultó mucho más sencillo escribir esa historia, sin censura de por medio, que escribir ahora. Al fin y al cabo, con 12 años había muchas cosas que tenía censuradas y probablemente era mucho peor lo que me imaginaba, que quedaba reflejado en la historia de Mala temporada, que lo que ofrecían en películas o en textos para adultos, que no deja de ser pasto de la censura.

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