viernes, 30 de noviembre de 2012

Girls night in

Escribo desde mi casa de ahora, porque al final no me he ido hoy a Somerset como tenía planeado. Iba a haber ido directamente después del trabajo, y el plan era haber visto el mercadillo de Navidad, cenar sushi y beber unas cuantas cervezas, pero la cosa ha degenerado mucho, me he peleado con medio mundo y se me han quitado las ganas de ver a nadie hoy.

Pero ya que estaba, decidí ir a ver una habitación que se alquilaba en una casa y nada más entrar el aire estaba pesado y olía mal, era una mezcla de olores que identifiqué como cerrado, grasa, kimchi y algo más. Y eso sólo en el hall, porque cuando me enseñaron la cocina decidí que ya había visto suficiente, pues el suelo y las paredes estaban pringosos de grasa, los fogones no los habían limpiado en la vida y tenían pegotes de más grasa y restos de comida y la nevera estaba sucia por dentro (bueno, y por fuera). Así que decidí que ya había visto suficiente y sólo vi el resto de la casa por buena educación, pero lo peor de todo era el baño.

Me parece a mí que no va ser fácil esto de encontrar casa. Pero de momento me voy a dormir y todavía tengo en el cerebro el olor de la casa ésa.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Chip, el perro

Si les pareció poco lo del disfraz de porción de pizza, les cuento otra similar.
Más recientemente, decidí participar en un concurso de relatos breves cuyo ganador se conocería durante la Feria del Libro de Madrid. Pues bien, tras un poco de búsqueda de inspiración, decidí escribir un relato que se llamaba Belleza Gemela, sobre una chica rica y superficial que tiene una doble que es voluntaria en Camboya. Por cosas de la vida, un día deciden intercambiar identidades y ambas aprenden las lecciones de la vida y cómo no se debe juzgar a la gente por las apariencias. Pues bien, una vez escrito el relato, no me daba tiempo a ir a entregarlo, por lo que le encomendé dicha misión a un compañero de facultad (un estudiante maduro) que tenía que pasar por allí de todos modos. Y cuando volví a verle más tarde, y le pregunto por el relato me dice que ya está entregado. Y que "¡Ah! También lo he leído, y me he tomado la libertad de cambiar algunas cosas.
Claro, yo estaba alucinando pepinillos, pero ya de perdidos al río. A ver qué eran esos cambios: 
- No me gustaba una chica como personaje principal. Lo he cambiado por un chico joven, queda mejor.
- Y luego, en vez de la otra chica, he puesto al protagonista en a una familia.
- Y luego creo que en la historia faltaba un perro, así que he añadido a un perro que se llamaba Chip.
- Y luego le cambiaría el argumento para que fuera acorde con los personajes principales.
- Y luego también el título, no me convencía lo de Belleza gemela, así que se lo he cambiado por Chip, el perro.
Así que, lo que al principio iba a ser una historia genial con un doble fondo con el que pretendía hacer reflexionar a la gente, al final se convirtió en la típica historia sobre un chico y su puto perro, que vivían peripecias de lo más estúpidas. Obviamente no ganó ningún premio, no sé ni para qué miré la lista de relatos preseleccionados cuando salió, si no fuera porque... Belleza Gemela estaba en la lista. Y pensé que ya era raro porque al final después de esos cambios... ¡OMG! ¡Me habían robado el cuento!

martes, 6 de noviembre de 2012

Un trauma de mi infancia

Ayer estaba viendo Modern Family, y en ese capítulo había una fiesta de disfraces, y uno de los que estaban en la fiesta (de fondo) iba disfrazado de porción de pizza. Como era un figurante, casi pasaba desapercibido, pero yo me di cuenta porque tengo un trauma con eso. Resulta que cuando yo tenía 13 años mi mejor amiga y yo nos apuntamos a un concurso de disfraces al que iba a ir todo el mundo (también el chico que me molaba, que se llamaba Julianjo). Yo tenía muy claro el disfraz y aunque no fuese muy original a nosotras nos gustaba y era sólo por diversión y era un disfraz con el que podía maquearme y estar bien guapa para Julianjo. Pero mi madre tenía otros planes para mí, ya que una amiga de la familia había asistido recientemente a una fiesta de disfraces disfrazada de porción de pizza y dijo que nos dejaba el disfraz, a mi madre le pareció la monda y por alguna razón decidió que yo llevaría el disfraz de pizza sí o sí, primero intentando convencerme con que era más original y el incentivo de que seguro que ganaba, y luego por obligación.



Así que tuve que llevar el disfraz de pizza para agradar a mis padres. Se trataba de una porción de pizza hecha de goma espuma, con todos los ingredientes del mismo material pegados por encima. Por si esto no fuera poco, el toque final lo dieron poniéndome una gorra roja de TelePizza. Mis padres estaban encantados, pero imagínense qué bochorno en el festival, y las risas que produjo entre todos los invitados. Mi amiga seguía adelante con su plan de bruja y estaba muy guapa, y Julianjo se había disfrazado de chica y dijo que iba a ganar yo y me sentí muy halagada pero al final ganó él porque tenía amigos en el jurado. A mí, sinceramente, no me pareció que estuviera tan gracioso vestido de mujer. Eso sí, yo me llevé el segundo premio, que no era más que una pinche carpeta de cartón para meter apuntes. ¿Tanto trauma para esto?