lunes, 19 de noviembre de 2012

Chip, el perro

Si les pareció poco lo del disfraz de porción de pizza, les cuento otra similar.
Más recientemente, decidí participar en un concurso de relatos breves cuyo ganador se conocería durante la Feria del Libro de Madrid. Pues bien, tras un poco de búsqueda de inspiración, decidí escribir un relato que se llamaba Belleza Gemela, sobre una chica rica y superficial que tiene una doble que es voluntaria en Camboya. Por cosas de la vida, un día deciden intercambiar identidades y ambas aprenden las lecciones de la vida y cómo no se debe juzgar a la gente por las apariencias. Pues bien, una vez escrito el relato, no me daba tiempo a ir a entregarlo, por lo que le encomendé dicha misión a un compañero de facultad (un estudiante maduro) que tenía que pasar por allí de todos modos. Y cuando volví a verle más tarde, y le pregunto por el relato me dice que ya está entregado. Y que "¡Ah! También lo he leído, y me he tomado la libertad de cambiar algunas cosas.
Claro, yo estaba alucinando pepinillos, pero ya de perdidos al río. A ver qué eran esos cambios: 
- No me gustaba una chica como personaje principal. Lo he cambiado por un chico joven, queda mejor.
- Y luego, en vez de la otra chica, he puesto al protagonista en a una familia.
- Y luego creo que en la historia faltaba un perro, así que he añadido a un perro que se llamaba Chip.
- Y luego le cambiaría el argumento para que fuera acorde con los personajes principales.
- Y luego también el título, no me convencía lo de Belleza gemela, así que se lo he cambiado por Chip, el perro.
Así que, lo que al principio iba a ser una historia genial con un doble fondo con el que pretendía hacer reflexionar a la gente, al final se convirtió en la típica historia sobre un chico y su puto perro, que vivían peripecias de lo más estúpidas. Obviamente no ganó ningún premio, no sé ni para qué miré la lista de relatos preseleccionados cuando salió, si no fuera porque... Belleza Gemela estaba en la lista. Y pensé que ya era raro porque al final después de esos cambios... ¡OMG! ¡Me habían robado el cuento!

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